lunes, 22 de febrero de 2010

El mito de Faetón

El mundo de los mitos griegos es mágico y representa la forma que tenía el hombre antiguo de entender la realidad y liberarse de sus temores.
Helios, conduciendo a través del cielo su carro de oro, presentaba la salida del Sol, una joven diosa que regresaba a la Tierra, era la primavera y la forma en que descargaba su ira el dios de los cielos eran los rayos y los relámpagos.
El mito de Faetón y Helios nos cuenta la historia del carro del dios Sol.
Un día uno de los hijos del Sol, Faetón, visitó a su padre Helios, el Sol, que estaba en el palacio sentado en su trono rodeado por sus colaboradores: el día, el mes, el año, la centuria, las horas, la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
El padre Sol, que brillaba en todo su esplendor, quiso saber el motivo de su visita.
Faetón dudaba de su paternidad porque sus amigos se reían de él y le decían que no era el hijo de Helios, pero el Sol no sólo le aseguró que era hijo suyo y de la ninfa Climena, su madre, sino que quiso probárselo concediéndole un deseo.
Faetón le dijo a su padre que su deseo era hacer lo mismo que hacía él todas las mañanas, conducir su carro de fuego a través de los cielos; pero el Sol le replicó que ese era el único deseo que no podía cumplir porque ese viaje era muy peligroso para él.
Faetón insistió diciéndole que si era realmente su hijo podía hacer lo mismo que hacía él.
Mientras tanto el paso de las horas hacía cada vez más urgente la decisión del Sol, ya que faltaba muy poco para que llegase la diosa Aurora para dar paso a su carro de fuego.
La luna ya había desaparecido en el horizonte y las estrellas se habían apagado cuando Helios y Faetón salieron en busca del fantástico carro que brillaba en todo su esplendor.
Antes que el dios Sol tomara la decisión, Faetón saltó sobre el carro y se acomodó en él para partir.
Viendo que era inútil tratar de convencerlo y mientras trataba de protegerle el rostro del calor con un ungüento mágico y le colocaba una corona con sus rayos, las diosas de las Horas le acomodaban los arneses de oro.
Helios no cesaba de hacerle recomendaciones antes de partir; debía mantenerse siempre en el medio, ni muy alto ni muy bajo y seguir el mismo rumbo cotidiano que él recorría en forma cotidiana.
Le aconsejó que mantuviera firme las riendas y que no abusara del látigo y que se cuidara de los peligros que pudieran acecharlo; pero antes de que pudiera continuar Faetón partió y los alados corceles lo llevaron hacia lo alto perdiéndose en los cielos e iniciando el camino del nuevo día.
Pero el carro se movía demasiado y los caballos se asustaron, corrieron más velozmente e impidieron a Faetón detenerlos; y antes que pudiera intentar nada, perdió el rumbo.
Al perder la ruta cotidiana, el Sol de la corona de Faetón comenzó a calentar las constelaciones y se fue alejando cada vez más de la Tierra.
Faetón entró en pánico y perdió el control abandonado las riendas de sus caballos, los que siguieron su desenfrenada carrera transitando por lugares donde nunca antes habían estado, chocando con cuerpos celestes y provocando un verdadero caos cósmico.
La Tierra, la Luna y el Cielo se cubrieron de llamas ardientes y todos los habitantes del planeta trataban de salvarse del incendio.
El dios Júpiter se estremeció cuando vio a la Madre Tierra agonizando y envió un rayo salvador que destrozó el carro de fuego y apagó el incendio.
Faetón cayó en un río desde los cielos en llamas y las ninfas del agua rescataron su cuerpo, sepultando a quien había osado igualar al Sol.
Helios apesadumbrado por la muerte de su hijo se negó a salir con su carro de oro dejando en penumbras a la Tierra hasta que Júpiter lo convenció de volver a calentar el mundo con sus rayos.
Sollozando tomó firmemente las riendas de su fabuloso carro de fuego y se lanzó hacia el cielo azul.

miércoles, 17 de febrero de 2010



HARPASTUM: “JUEGO DE LA PEQUEÑA PELOTA”.
Era jugado en equipos de entre 5 y 12 jugadores, en un terreno rectangular dividido en dos campos. Cada equipo debía mantener la bola en su campo, mientras el oponente trataba de quitársela y llevarla a su territorio, con una importante regla: sólo se podía obstruir a quien llevara la bola. ¿A qué te recuerda? Probablemente fueron los orígenes del rugby.
















Expulsim ludere


El Handball (expulsim ludere) era extremadamente popular entre los romanos. Usaban un muro, jugando lo que se conoce hoy en día como el handball de un muro. Las canchas de Handball existían en los baños y en las villas privadas, pero casi cualquier muro servía para este propósito. Indudablemente los chicos y los muchachos jugaban este juego en las calles.Aunque las reglas con las que los romanos jugaban no se registraron, no hay en verdad mucho margen de variación. Es muy probable que jugaran hasta un puntaje de 21. Se supone que las dimensiones de la cancha serían casi iguales a las de las canchas modernas. La pelota era más grande que la usada actualmente, y probablemente no rebotara, pero las dimensiones de la cancha no sufrían mucha reducción como resultado. Sin embargo ninguna marca indicando las dimensiones exactas ha perdurado con los años.Las canchas de pelota (sphaerista) servían para múltiples propósitos, y el handball definitivamente era uno de ellos. No es tan seguro que hayan usado los campos de juego (palaestra) para el handball. En el diagrama a la derecha, de los baños del Herculaneum, el área denominada palaestra servía para el propósito de una sphaerista; tenía una cancha dura y era muy pequeña para juegos como el harpastum. La palaestra generalmente tenía, o se definía con muros que la rodeaban, pero el campo en sí mismo era de tierra, y a menos que fuera muy compacto, habría sido una superficie pobre para el handball.El juego de racketball es casi inverosímil. Aunque se sugiere en la literatura que los romanos tenían una raqueta para alguna clase de juego de tenis, no se encontraron evidencias de esto. Sin embargo tenían una especie de guante duro para una versión de este juego. Las pelotas de cuero hechas a mano, más grandes y más pesadas, probablemente no soportarían el maltrato de un juego del estilo del racketball.Alexander Adam provee esta traducción de Lucano y Pison:"Aquellos que jugaban con una pelota ludere raptim, vel pilam revocare cadentem, cuando la hacían rebotar en el piso."Y también este pasaje de Platón:"Si una pequeña pila la manejaban con la mano, armados con una especie de manopla; entonces se llamaba follis pugillatorius."





Trigon


El juego de Trigon se jugaba con tres jugadores parados en las esquinas de un triángulo, y se jugaba con una pelota dura, también conocida como trigon. La impresión que dan las referencias es que la trigon no rebotaba, quizás fuera muy parecida a la de baseball o softball. La harpasta (pelota de mano que rebotaba) nunca se confundía con la trigon.Las reglas del Trigon nunca han sido reconstruidas satisfactoriamente. El objeto del trigon era aparentemente tirarla a otro jugador de modo que él pudiera, o quizás no, atraparla. Hacer fintas representa una parte de este juego y dos pelotas podían haber estado en el juego simultáneamente.Atrapar una pelota con la mano izquierda era signo de un jugador experimentado. Transferir la pelota de una mano a la otra parece haber sido parte de la acción, en este caso las fintas pudieron incorporarse a esta técnica junto con un cambio de juego en el sentido de las agujas del reloj o en el sentido contrario. Parece que ha sido considerado un juego hábil pegarle a una pelota en lugar de atraparla. Perder una atrapada era aparentemente un tanto para el oponente, según los epigramas de Marcial. Ser "golpeado" con una pelota (¿y no atraparla?) parece que fue parte del objeto. Ya que se usaron marcadores, existe la posibilidad de que se involucrara un puntaje muy complejo (esto es, las atrapadas con la mano izquierda pudieron valer 2 puntos, golpear una pelota pudo valer 3 puntos). Trigon es probablemente el "juego de la pelota de vidrio", en referencia a un jugador famoso, Ursus, que era tan bueno que jugaba con una pelota de vidrio, y nunca la dejaba caer.